viernes, 10 de junio de 2011

Ensayo

Para corregir no hay que temer. El peor maestro es el maestro con miedo.

            El temor, sentimiento ingrato que detiene, que paraliza.
            Un  maestro con miedo en estos días, se ha transformado en una situación común; expuesto a tanta crítica y evaluación constante, ha llegado a un punto en que muchas veces la corrección hacia un alumno es tomada de manera inapropiada, pues el maestro corrige desde lo personal del “deber ser” y  muchas veces este “deber ser” es subjetivo, en los contextos en los que enseña. Un maestro que corrige no sólo la lección, sino también el hábito, se ha transformado en una voz conflictiva desde el punto de vista de los padres que no quieren ver lo que crían, pues le han dado la responsabilidad a los maestros, sólo cuando esto se contrapone a sus intereses critican sin piedad el actuar docente.
            En algunos casos, ya cansado de este problema muchos de los profesores evitarán  hacer lo que se debe, por no tener que enfrentar toda la carga social y académica que su corrección origina y nos encontramos con situaciones de aceptación sumisa.
            En otra arista, la falta de visión de algunos directores y sostenedores, que lucran con la educación y que pretenden manejarla como un negocio rentable, hace que se cometan errores que los profesores debemos denunciar y corregir, sin embargo, nuevamente aparece el miedo, no a la crítica ni a la evaluación, sino al fantasma de la cesantía, porque ser consecuente en un sistema educativo viciado es un riesgo. 
            Corregir, corregir, corregir, mirado de una manera positiva no es sino ganar, ganar, ganar, no sólo para los estudiantes, sino para la sociedad, el profesor tiene el deber de hacerlo si tiene la sabiduría, sólo se espera que además tenga el coraje de enfrentar no sólo la crítica o las malas gestiones, sino también sus propias limitaciones.

                                                                             Vilma Cayul Zúñiga


                                                                                               














martes, 7 de junio de 2011

Ensayo sobre cita de Gabriela Mistral

“Hay derecho a la crítica, pero después de haber hecho con éxito lo que se crítica”
Gabriela Mistral
 

Hoy cuando la palabra crítica tiene bastante auge, me doy  cuenta que no la conocemos en su totalidad, cada vez que la mencionados se provoca un mal entendido o un conflicto, porque se entiende como una palabra de carácter negativa, en donde se culpabiliza a algo o alguien y las personas la sienten como un ataque de manera personal.

                Es necesario definirla,  viene del griego (kritikós), “capaz de discernir”, es la reacción o la opinión personal o analizada ante un tema. Según su tendencia, una crítica puede ser constructiva, negativa o positiva.
                En la escuela se pide a los alumnos que desarrollen el pensamiento crítico, sin embargo no se les enseña como hacerlo. Los niños opinan muy poco porque la mayor parte del tiempo en la sala de clases, les decimos ¡Cállese!, ¡Quédese en silencio!, ¡No interrumpa la clase!....En que momento los dejamos que se expresen libremente, que comenten, que opinen….En la escuela piensan que si los estudiantes opinan mucho, pueden generar un movimiento revolucionario que dificultaría la gestión educativa, y además los estudiantes podrían irse en contra de los docentes o de la dirección, etc., mal entendiéndose la crítica y  dejando a los niños y niñas en el silencio sin la oportunidad de dar sus opiniones libremente.

 
Marisol Durán Martínez